“La mentira extrema, la herramienta perfecta” - Matias Agustin Bonomo
En el cuento 'Emma Zunz', Jorge Luis Borges presenta una historia que, aunque breve, está cargada de complejidad ética y emocional. La protagonista, Emma, decide mentir de manera calculada para cometer un asesinato que, en su visión, representa un acto de justicia. Lo que diferencia su mentira de un simple engaño es la intención que la motiva y el resultado que busca alcanzar. Esta mentira no nace del capricho, ni del deseo de manipular, sino del dolor profundo causado por una injusticia que el sistema legal no puede reparar. Así, esta historia nos plantea una pregunta fundamental: ¿puede una mentira ser moralmente aceptable si busca restaurar un orden quebrado por el abuso de poder? A lo largo de esta tesis, se analizará cómo Borges transforma la mentira en una herramienta ética y necesaria, capaz de revelar una verdad emocional que trasciende los hechos objetivos.
Emma Zunz representa una figura trágica y profundamente humana. A diferencia de muchos personajes femeninos en la literatura de Borges, ella no es un símbolo o una idea, sino una persona que actúa, sufre y decide por sí misma. Tras la muerte de su padre, causada indirectamente por Loewenthal, Emma idea un plan para asesinarlo. Pero no se limita a ejecutar el acto: entiende que necesita construir una historia que lo justifique, tanto ante la ley como ante su propia conciencia. Así, decide acostarse con un desconocido para simular una violación. Luego, mata a Loewenthal y presenta su crimen como un acto de defensa. Esta mentira, planeada con precisión, tiene un propósito claro: obtener una justicia que la sociedad no puede proporcionarle.
Borges no emite un juicio moral explícito sobre las acciones de Emma. En cambio, presenta los hechos con una objetividad casi periodística, dejando al lector la tarea de decidir si el fin justifica los medios. Sin embargo, al cerrar el cuento con la frase 'la historia era cierta, sólo los hechos eran falsos', Borges sugiere que la verdad puede ser una construcción emocional, subjetiva y simbólica. En este sentido, Emma no miente para encubrir su crimen, sino para otorgarle un sentido. La mentira se convierte en una herramienta que le permite expresar una verdad que el lenguaje legal no puede reconocer: que fue víctima de una injusticia y que su acto fue una forma de reparación simbólica.
Esta dimensión simbólica de la mentira es fundamental. Emma sacrifica su dignidad, su cuerpo y su tranquilidad emocional para que su relato tenga credibilidad. Esto convierte su mentira en un acto de entrega, no de egoísmo. Además, expone cómo la justicia institucional a menudo falla en proteger a los más vulnerables. Borges parece advertirnos que, cuando el sistema no responde, la ficción puede ocupar su lugar como vía de reparación. De esta manera, la mentira se convierte en una herramienta perfecta: extrema, sí, pero funcional en un mundo donde la verdad jurídica no siempre coincide con la verdad humana.
Asimismo, el cuento permite reflexionar sobre el poder del lenguaje. Emma entiende que la historia que narre será clave para que su acto sea interpretado como legítimo. Por eso, estructura su mentira como si fuese una obra literaria: con introducción, conflicto y desenlace. Elige a su 'personaje secundario', el marinero anónimo, y decide cuidadosamente el momento y el lugar. Su plan no sólo depende de los hechos, sino de cómo esos hechos serán leídos. En este sentido, Borges nos recuerda que la narrativa tiene un poder inmenso: puede transformar un acto de violencia en un acto de justicia, dependiendo de cómo se lo cuente.
Otro aspecto relevante es la perspectiva de género. Emma utiliza la percepción social de la mujer como víctima para darle credibilidad a su historia. Sabe que su versión será aceptada si encaja con los estereotipos existentes. Esto añade otra capa de crítica: la sociedad acepta ciertas verdades no porque sean más reales, sino porque son más creíbles dentro de sus prejuicios. Emma manipula este sistema a su favor, lo cual demuestra su inteligencia y su valentía, pero también expone una estructura injusta que obliga a las mujeres a victimizarse para ser oídas.
En conclusión, 'Emma Zunz' es un relato que trasciende su brevedad para ofrecernos una reflexión profunda sobre la justicia, la verdad y la mentira. Emma no es una heroína tradicional, ni una criminal sin matices: es una mujer que decide actuar por su cuenta cuando el mundo le da la espalda. Su mentira, aunque extrema, es una herramienta perfecta porque le permite construir una forma de verdad más honda que la de los hechos. Borges no condena ni aprueba sus actos; simplemente los presenta, y en esa presentación, nos obliga a pensar. Nos hace preguntarnos si, en ciertos contextos, la mentira puede ser más ética que la verdad, más justa que la justicia. Así, el cuento se convierte en una meditación literaria sobre los límites del bien, del mal y de lo verdadero.