En la pintura se observa al Minotauro en una actitud melancólica, solitaria y reflexiva, mirando hacia el horizonte con expresión serena, casi humana. No hay violencia ni amenaza; en cambio, transmite una sensación de tristeza, encierro o espera.
Esto se relaciona con el cuento de Borges “La casa de Asterión”, donde el Minotauro no es un monstruo cruel, sino una criatura solitaria, incomprendida y atrapada en su propio laberinto. En ambas obras, se rompe con la imagen tradicional del Minotauro como bestia brutal, y se lo presenta desde una mirada más humana y vulnerable.
Watts creó esta imagen como una crítica social contra la explotación infantil y la trata de personas, utilizando la figura mitológica del Minotauro como símbolo del monstruo que espera a sus víctimas. Sin embargo, al mostrarlo de espaldas, mirando al horizonte, también transmite una sensación de soledad y desesperanza, lo que conecta muy bien con el enfoque que Borges da al personaje en “La casa de Asterión”.
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